Que al fin y al cabo, son lo que son, distancia. A nadie le gusta estar lejos de quien quiere y menos con miedo a perderlo. Porque aquí no nos vale el típico, “nunca sabes que lo tienes hasta que lo pierdes” vendría mejor un “sabes lo que tienes hasta que llega la distancia y lo pierdes”. Seguramente muchos sabréis de lo que hablo.
Esa sensación, que no se realmente como explicarla. Algo de impotencia y tristeza. Distancia.
Sientes que tu lugar no es en el que estás, que necesitas verle, abrazarle. Te gustaría salir de tu casa y marcar 9 números en tu móvil y decir, “nos vemos en 5 minutos en tu portal”. Pero ¿Por qué no? Siempre es lo mismo, distancia.
Verle cara a cara, no solo escuchar su voz por teléfono. ¿Cuánto darías por tenerle una tarde? No sé que duele más que la distancia. No sé que es peor, un querer y no poder o un poder y no querer. Nunca entenderé de qué sirve la distancia. Pero siempre te queda la esperanza de que algún día, aunque no sepas cuando, dentro de poco, le tendrás cerca, muy cerca, entre tus brazos. Y ahora, os reiréis.
¿De qué? Sí, de la distancia.
Por eso, cuando la gente pregunta ¿Qué es la distancia? Y contestan: espacio que existe entre dos puntos, siempre sonrío.
Si realmente supieras lo que es la distancia, nunca contestarías eso.

No hay comentarios:
Publicar un comentario